lunes, 29 de abril de 2013

Regalitos, no casualidades

Hace tiempo que no escribía en el blog, y no precisamente porque no tengas cosas para compartir. Han sido dos semanas, o mejor dicho, dos fines de semana muy intensos.

El viaje a Chachapoyas fue corto, pero suficiente para vivir una experiencia muy especial. 
Como estamos acostumbrados desde que estamos aquí, nos encontramos con personas que hicieron que el viaje fuera único. Al llegar a la ciudad, nos recogió el dueño del hostal donde nos quedábamos. Si ya puede sorprender el hecho de que nos viniera a recoger, si pensáis en que eran las 05:00am creo que demuestra la calidez y hospitalidad que sentimos al llegar.
El sábado lo dedicamos a ver Kuelap, unas ruinas arqueológicas que están en un lugar verdaderamente privilegiado. Dicen que una imagen vale más que mil palabras:



Al día siguiente, visitamos el mirador de de Huancas y caminamos hasta la catarata de Gocta, uno de los saltos de agua mas largos del mundo. 


Ha sido un privilegio poder conocer aquella maravilla, pero sin duda lo hizo más especial el tener presente a parte de mi familia: JuCar. Para llegar hasta la catarata teníamos una caminata de un poco más de 2 horas, y me fue inevitable recordar el Camino de Santiago.


Las personas con las que lo compartí, las personas con las que me gustaría hacerlo, los momentos que viví, lo que aprendí… muchos recuerdos que mejoraron aun mas esa experiencia. De alguna forma fue compartir ese camino con todas esas personitas que estuvieron en mi cabeza.






Pero no solo tuve presente a mi familia JuCar en ese viaje. 
Este finde he tenido la suerte de ver un atardecer, acampar alrededor de una hoguera, y dormir debajo de las estrellas y la luna en una playa desierta. 
Me acordaba de mis grupos porque era el momento perfecto para reflexionar y compartir, y de momento, no he encontrado personas con las que me sienta más a gusto haciéndolo.




Además de todo esto, durante estas semanas me quedo con personas que han marcado y marcan mi dia a dia, que son pequeños regalitos y no casualidades. Llamadas como la de Ali por su cumple, la de mi yaya cada lunes, tweets o whatsapp que no esperaba, que te abran las puertas de una casa y te ofrezcan todo lo que tienen, que te regalen besos, abrazos y palabras bonitas cada dia en el cole, compartir mi vida con personas que se preocupan por mi, conectar y tener complicidad, que te hagan sentir importante y especial… GRACIAS



domingo, 14 de abril de 2013

Así es la vida

Ya hemos pasado el ecuador de nuestra estancia aquí. Empezamos a contar hacia atrás y nos damos cuenta de lo rapidísimo que pasa el tiempo. Las experiencias, las vivencias, la gente, etc. van marcando nuestro día a día, pero también lo hacen los recuerdos, los detalles de tu familia y amigos, las conversaciones con tu gente,  las sorpresas que recibes de vez en cuando por correo, whatsapp, facebook...
Hoy quiero pararme en un recuerdo que me acompaña muy a menudo, en una persona a la que tengo muy presente y echo muchíiiiiiiiiiiiiiiisimo de menos. No puedo decir demasiado sobre ella, porque me emociono solo de pensarlo, así que dejaré que sus propios gestos hablen por si solos: este cuento me lo regaló unos meses antes de venirme.

ASÍ ES LA VIDA

En la vida, hay veces que deseamos cosas... 
...y las conseguimos.

Pero también hay veces que, 
por más que persigamos algo con todas nuestras fuerzas
o incluso lo necesitemos muchísimo, no hay forma de conseguirlo.
Así es la vida.



A veces deseamos darnos un fabuloso baño 
jugando en el agua bajo el sol del verano y... 
¡Lo conseguimos!
Pero otras veces 
–precisamente cuando más nos gustaría hacerlo-,
pillamos un molesto resfriado 
que nos obliga a cambiar los planes.
Así es la vida.



A veces, deseamos que nos hagan el regalo que más ilusión nos hace y…
¡Lo conseguimos!
Pero otras veces, cuando más convencidos estamos de que lo vamos a recibir, 
nos regalan justo lo que menos nos podría ilusionar, o no siquiera eso: nada.

Así es la vida.


A veces deseamos ser la mar de guapos, de listos, 
de divertidos y agradables con la gente y…
¡Lo conseguimos!

Pero otras veces tenemos el día tonto 
y nos sentimos torpes, horribles, estamos de mal humor,
 nos ponemos desagradables o metemos la pata.
Así es la vida.



A veces deseamos que alguien nos quiera mucho mucho, 
que nos cuide y nos mime y…
¡Lo conseguimos!

Pero otras veces, precisamente cuando más estamos necesitándolo,
no aparece nadie y nos sentimos muy muy solos.
Así es la vida.


A veces deseamos ver recompensado ese gran esfuerzo que hemos hecho y…
¡Lo conseguimos!
Pero otras veces, en el último momento de nuestro largo esfuerzo, 
ocurre algo inesperado y ya nada sale como queríamos.
Así es la vida.


A veces desearíamos que lo más agradable y hermoso 
que nos está ocurriendo, no se terminara jamás.

Pero todo –lo mejor, lo peor, y lo regular-, un día se acaba y las cosas cambian.
Así es la vida.


Siempre deseamos que las personas a las que queremos no desaparezcan nunca.
Pero siempre ocurre que, tarde o temprano, todos dejamos esta vida.
Algunos desaparecen cuando ya son viejitos, otros cuando aún son jóvenes 
e incluso otros cuando todavía son niños.
Así es la vida (y la muerte).

Pero si un molesto resfriado no te permite el baño, 
quizá sea el momento de descubrir lo bien que sabes pintar.
Y si te han hecho el regalo más espantoso e inútil del mundo, 
quizá consigas poner a prueba tu ingenio 
y convertir en útiles los trastos más inservibles.
Y si un día te sientes torpe, horrible, de mal humor, desagradable y metepatas, 
quizá estés en la situación ideal para quedarte un ratito a solas 
y aprender a hablar contigo.
Y si, cuando más estás necesitando los mimos y cuidados de esa persona, 
resulta que no aparece,
quizá puedas escribirle la mejor carta de tu vida.
Y si después de un enorme esfuerzo ocurre lo inesperado; 
si aquello tan agradable y hermoso sale mal o se termina y todo cambia,
quizá en el cambio te encuentres con cosas nuevas, diferentes, 
pero igualmente agradables, hermosas y además por estrenar.
Y si ocurre que una persona a la que quieres muere,
quizá necesites llorar, sentir dolor, tristeza y hasta una rabia feroz;
pero después, tal vez encuentres el más amable lugar 
donde colocar a esa persona en tu memoria.
Y, seguramente, desde ese lugar te acompañará siempre.

Cuando, aun poniendo nuestras mejores intenciones, 
las cosas no salen como deseamos, 
quizá tengamos que pegarle una patada de rabia, dolor o tristeza a la vida  
y dejarla como un puzzle desmontado.
Seguro que después encontramos otra forma de montarlo.
Así es la vida y…
¡NO NOS LA PODEMOS PERDER!



Solo espero saber compartir contigo esta experiencia que tanto queríamos vivir juntas. Gracias por estar tan presente aquí conmigo, aunque estés tan lejos.
Te echo mucho mucho de menos
TE QUIERO MUCHO



domingo, 7 de abril de 2013

Semana Santa

Creo que ya es hora de compartir como viví mi Semana Santa. En la entrada anterior necesitaba agradecer todo lo que había recibido, pero no profundicé demasiado en lo que viví y sentí.
Sabía que iba a acordarme muchísimo de las Pascuas Jucar que se estaban viviendo en Madrid y en Vila-real. Y así fue, tuve muy presente a toda la gente, las actividades que hacemos y la forma de vivirlo en comunidad. Aun así, me hacía especial ilusión vivir una Semana Santa en Sudamérica, porque la entrega y devoción con que viven aquí la fe tiene un encanto especial.

Unos días antes de irme a Ecuador pensé en que no quería que fuesen unos días sin más. Quería que tuviesen ese toque de acercamiento y reflexión al que estoy acostumbrada en Pascua. Así que, con alguna ayudita, me hice un pequeño plan en el que reflejaba todas las actividades que se suelen hacer en las Pascuas Jucar, y en definitiva, lo que vivió Jesús en estos días. Mi meta era llevarlo a cabo a base de preguntas y reflexiones relacionadas con el momento concreto. Parecía muy abstracto y algo complicado, pero tenía ganas de hacerlo.



Jueves Santo lo tomé como un día de servicio y de disfrutar de la familia, del calor, de la acogida, de la mesa compartida. El jueves fue un día muy especial porque lo pasé compartiendo la mesa con gran parte de la familia de Andrés. Participé en la elaboración de la fanesca, un plato típico de Ecuador en Semana Santa, en poner y quitar la mesa, en la sobremesa… En todo lo que harías en tu familia.
Me ayudó mucho el contexto para vivir este día como había planeado.

Viernes Santo era un día difícil. No sabía lo que ibamos a hacer ni cómo iba a vivirlo. Y sin duda fue el mejor día de todos.
Mi mañana se basó en conocer Quito paseando en buena compañía. Daba igual donde dirigieras la mirada: todo me recordaba a Él, todo era devoción, fe… Había grupos de personas haciendo Via Crucis en la calle y en las iglesias. Mi meta para este día era descubrirle en mi camino, en cada paso que diera, y pensar en las personas que acompañaron a Jesús a su muerte, identificándolas en mi vida.

Lo que no me imaginaba es lo que iba a vivir por la tarde-noche. Cuando la tía de Andrew me propuso participar en la celebración del Via Crucis con su comunidad, fue un gran regalo inesperado… De noche, con las luces de Quito de fondo, y con una celebración muy parecida a lo que estoy acostumbrada. Gracias a ese momento me sentí muy cerquita de Él y de mi familia Jucar.

El sábado fue un día muy especial: preparación para algo nuevo, para renovarnos, reinventarnos. Fue un día en el que compartir sueños, deseos y planes de futuro con un buen amigo.
Por la noche cogía un bus hacia Guayaquil para reunirme con mis chicos. Obviamente no tuve una vigilia demasiado especial, pero sí tuve dos momentos en los que sentí que resucitaba en mí: el primero, cuando me despedí de mi amigo Andrés, cogí el bus y dejé atrás las luces de Quito con la luna en el cielo. Me acordé de unas buenas amigas que me dijeron antes de irme, que las estrellas que yo viera serían las mismas que las que vieran ellas. Era como compartir ese momento con ellas.
El segundo fue cuando me encontré con mis chicos en Guayaquil, sin tener la seguridad de hacerlo. La tranquilidad de no hacer todo el viaje sola y compartirlo con ellos.


En definitiva, ha sido una Semana Santa muy distinta a lo que estoy acostumbrada, pero a la vez muy pero que muy especial.


Gracias por las firmitas de las entradas anteriores. No sabéis lo que alegra leer un comentario, tener noticias de España, y sobre todo, saber que lo que comparto no queda aquí.


lunes, 1 de abril de 2013

Ecuador: familiar, cálido, especial.

Quizá no sea la entrada más larga, ni la mejor escrita, ni la que llegue al corazoncito de muchas personas, pero sé que sí será especial al menos para una.

Esta Semana Santa no ha sido como las demás. Estoy acostumbrada a compartir con decenas de personas esos días, con mi segunda familia: JuCar. No os imagináis lo que he echado de menos esos momentos. Habéis estado presentes en mi cabeza y en mi corazón cada día, pensando lo que estarías compartiendo en Madrid y en Vila-real. Aunque me he dado cuenta que no viene mal perderse una pascua Jucar de vez en cuando, para valorarla, para descubrir lo importantísimo que es en mi vida, de lo que me aporta, de lo que me encanta.
Aun así, nunca hubiese esperado tener una Semana Santa tan especial. Creo que la definición más adecuada sería familiar. Pensé que tan solo sería una fuerte experiencia más, ya que cruzar la frontera, visitar Ecuador , y pasar unos días con un amigo que hacía 2 años que no veías, no podía ser cualquier cosa. Pero ha sido incluso más que eso. Han sido unos días increíbles.

Gracias Andresin. Sabes que tenía que dedicarte un espacio en este pequeño "diario" que relata mi vida en el sur. Como te dije, cuando supe que venía a Perú no pensé que tuviera la posibilidad de subir a verte, aunque sí era un pequeño sueño. Pero el sueño se cumplió, y he pasado unos días muy muy especiales junto a ti y tu familia. Tirarnos en el sofá y ponernos al día, hablar del pasado, del futuro, de deseos, de sueños...
Como ya te dije, sobre todo tengo que agradecerte el que me hayas incluido en tu familia, el que me hayas hecho formar parte de vuestra rutina en estos días, y por supuesto, también se lo agradezco muchísimo a ellos.
Ya sabes que me alegro muchísimo de haber pasado estos días contigo, pero no se me olvida lo que ha supuesto para ti el que haya sido así. Conseguirás lo que quieras, lo sé. He encontrado a una persona muy distinta a la que se fue de España, una persona que tiene sus ideas muy claras, que está completamente centrado y que lucha por lo que desea. Sé que podrás, pero sin prisa, todo a su tiempo.
Eso sí, no te desanimes nunca y sigue siendo tú mismo. Sigue apoyándote en tu familia y en la gente que te rodea. Son personas que te adoran y que estarán ahí siempre. 
No creo que haga falta decir demasiado de tu mami, ya que vuestra relación habla por sí sola. Daríais TODO el uno por el otro, y sabéis cuidaros, apoyaros y superar cualquier obstáculo como nadie. No perdáis eso nunca. Precisamente de vosotros he aprendido mucho en esta semana. 

Ojalá que ese "Hasta pronto" que nos dijimos en la despedida no tarde mucho en cumplirse. Lo que me consuela es tener la certeza de que se cumplirá, tarde o temprano, en un lugar o en otro.



Gracias por ser un verdadero amigo, que a pesar de la distancia, me has demostrado que seguirás estando ahí.
Te repetiré una frase que me dijisteis tu abuelita, tu tía y tú al despediros de mí: Dios te bendiga.
Te quiero mucho!