Probablemente sea la entrada que más me haya costado empezar
a escribir. Hay muchas cosas en mi cabeza que me encantaría reflejar aquí:
momentos, imágenes, personas, sentimientos, emociones, pensamientos,
expectativas... Pero en la escasa semana que llevo en España, me he dado cuenta
que me hace falta TIEMPO. Tiempo para ordenar, para organizar, para asumir,
para descansar, para compartir, para contar la experiencia, para pensar...
Hacía mucho que no escribía en el blog, y tenía muchas ganas
de hacerlo, pero quizá quería dedicarle un tiempo especial que allí no
encontraba. Al final, el tiempo allí era muy valioso, y había demasiadas cosas
importantes y especiales que hacer antes de regresar, así que decidí retrasar
este momento.
Sé que aunque escriba desde mi casa, esta no será la última
entrada. Hay muuuuuchas cosas que contar y reflexionar, y que me apetece
compartirlas con vosotros. Pero ahora mismo quiero escribir sobre mis últimas
sensaciones allí y las primeras de aquí:
Las últimas semanas en Perú fueron muy intensas.
La última
semana en Piura fue una auténtica locura. Quería aprovechar cada segundo de
cada minuto de cada hora del día, porque el reloj corría en mi contra, ¡y de
qué manera! Cuando hacemos lo que más nos gusta, el tiempo pasa volando. Y
precisamente lo que más me ha gustado de esta experiencia ha sido la gente. De
ahí que la última semana pasara tan rápido: prácticamente no pasé un ratito
sola. Aunque fuera un poquito estresante, me quedo con un muy buen recuerdo de
las palabras de cariño, los abrazos, los besos, los consejos, las lagrimillas,
los recuerdos, las fotos…
Sin duda es lo que más echo de menos. Conocí a
muchísima gente (personitas grandes y pequeñas) que se han quedado un pedacito
de mi corazón.
Las despedidas fueron muy duras, y el largo viaje también,
aunque sin duda tener al inca-equipo cerquita ayudó mucho. Espero haber sabido
demostrarles todo lo que les agradezco esa ayuda, y en general toda esta
experiencia. Pero no voy a detenerme AHORA en ellos, porque esto sería
interminable. Necesito más de 2 o 3 simples frases.
Igual que sentí la calidez de la despedida, la llegada fue
muy pero que muy especial. A pesar del madrugón, allí estaban mis papis, mi
yaya y gran parte de mis amigos. Me sentí y me siento muy afortunada de haber
tenido una acogida así, repleta de abrazos, besos, lagrimas de alegría y palabras
de bienvenida. ¿Qué más se puede pedir?
¿Y ahora? Esa es la gran pregunta que me ronda. Ahora toca
encajar las piezas de un puzzle del que aún no controlo las dimensiones, pero
que con tiempo y paciencia lo reconstruiré. Poco a poco. Solo pido un poco de paciencia para la gente
de mi alrededor, porque Marta aún no ha llegado al 100%. Quizá parte este de
camino y quizá parte aún siga merodeando por las calles de Piura.
Un buscador es alguien que busca;
no necesariamente alguien que encuentra.
